jueves, 25 de diciembre de 2014

Ella me enseñó a envolverme en el tomillo y el

romero, en la manzanilla y el espliego (lavanda luego) y a gozar de los "roales" en los que todo el monte es orégano y a cuidar al divino acebo. Aquellas primaveras parecían siempre navidad.

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