..."No hay síntoma más elocuente de la gangrena de una sociedad que el nivel de concentración del poder en un voraz Leviatán político, económico y mediático, regido por el principio de auxilios mutuos. El gobierno se ejerce al servicio de unos pocos, la democracia deviene en oligarquía, al público se le narcotiza y al disidente se le ahoga. Este es el monstruo con forma de Estado (autonómico) que ha progresado geométricamente en España, arrinconando cada vez más a la ciudadanía que no vive del cuento. Esta es, atención, la raíz política de una crisis económica que ha arruinado a millones de españoles y empobrecido a casi todos los demás"... No hay ingenuidad o resentimiento en nuestro empeño. Naceremos “del enojo y la esperanza”, esa “pareja española” donde la haya que, según Ortega, dio a luz, precisamente hace cien años, a su primera criatura periodística: la revista España. Estremece comprobar la recurrente vigencia de su diagnóstico fundacional de enero de 1915: “El desprestigio radical de todos los aparatos de la vida pública es el hecho soberano, el hecho máximo que envuelve nuestra existencia cotidiana. Todos sentimos que esa España oficial dentro de la cual o bajo la cual vivimos no es la España nuestra, sino una España de alucinación y de inepcia”.
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