publica "el Rincón de Félix" el siguiente sugerente poema:
“Por merced de mi verdadero
Maestro,
he conocido lo desconocido.
Por él he aprendido a caminar sin pies,
a ver sin
ojos, a oír sin oídos,
a beber sin boca y a volar sin
alas.
Sin el Amado el corazón padece,
está inquieto de día y con desvelo en la noche.
¡A quién he de contar este dolor que me agobia!
Lento transcurre el tiempo, con largas horas de
anhelo
y mi corazón tan sediento...
Escuchen, amigos míos,
sólo hallaré sosiego
cuando el Amor
me permita estar a Su lado”.
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