domingo, 22 de febrero de 2015

Heidegger y Auschwitz, Santiago Navajas sobre los

Cuadernos Negros. "Heidegger no sólo se afilió al Partido de Hitler sino que aceptó ser rector de la Universidad de Friburgo, y aunque dimitió al año mantuvo su afiliación hasta el final de la guerra. Posteriormente jamás salió de sus labios un arrepentimiento, una reflexión sobre aquello que marcó indeleblemente su vida... ¿y su pensamiento? Grosso modo, había dos corrientes explicativas del affaire Heidegger. Estaba la que consideraba, para exculparlo, que Heidegger era el típico sabio idiota que cuando bajaba de las alturas del Ser al pantano de la política se comportaba de una forma tan torpe como un albatros en tierra firme. Ahí se sitúa, por ejemplo, Hannah Arendt en su escrito "Martin Heidegger at Eighty" para la New York Review of Books. En el campo contrario se encontraban los que pensaban que su hitlerismo era parte integrante de su filosofía irracionalista y reaccionaria, como el chileno Víctor Farías en Heidegger y el nazismo. Durante las últimas décadas la discusión ha estado equilibrada entre apologistas y detractores. Aunque lo cierto es que había indicios de que efectivamente el viaje hasta el corazón de las tinieblas nacional-socialistas no había sido un mero error de cálculo al estilo del viaje a Siracusa de Platón, como argumentó su discípula Arendt"... En "los Cuadernos negros, decanta finalmente la balanza del lado de los que argumentaban que lo peor del nazismo estaba en el núcleo de la filosofía de Heidegger. Y lo peor de esa combinación vitriólica de nacionalismo histérico y socialismo patológico fueel antisemitismo que llevó al genocidio del pueblo judío. Al Holocausto o Shoah. En los anteriores Cuadernos negros Heidegger explicaba que su antisemitismo venía dado por su consideración de los judíos –debido a su presunto carácter calculador, utilitarista y falaz– como los principales responsables del "olvido del Ser" en aras del triunfo de la cosificación. Los judíos serían responsables tanto del bolchevismo como del capitalismo, de la URSS y de los EEUU, es decir, dos manifestaciones enfrentadas pero esencialmente iguales, desde su punto de vista ontológico, del triunfo de la técnica, que había convertido a los hombres en robots y a la naturaleza en esclava". (LIBERTAD DIGITAL)

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