La racaille nacionalista ensució y finalmente derribó una estatua de Franco decapitado en Barcelona que por encargo de Ada Colau se había situado precisamente para recordarnos lo malo que fue, y para continuar viviendo de su fantasma, que es lo único que los nacionalistas y la izquierda han sabido hacer desde la restauración de la democracia. Por fin mataron a Franco, tras 41 años de intentar disimular que se les murió en la cama. Por fin ganaron la Guerra, tras 80 años buscando culpables de sus fracasos. Es tierno consignar que los que atacaron al decapitado lo hicieron con pasamontañas, por el miedo cerval que todavía el Caudillo les da.
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