lunes, 26 de junio de 2017

Dani me remite a CRÓNICA GLOBAL con lo siguiente

bajo el título Honorables infames. Cada vez tengo más claro que el día histórico más importante en los anales de la Cataluña milenaria será aquel en el que, finalmente, los líderes políticos independentistas decidan bajarse del árbol en el que viven, comiencen a caminar erguidos y se planteen usar el pulgar. Mientras eso no ocurra, no dejarán de ser un error evolutivo, unos primates haplorrinos, es decir: monos chulos tipo alfa, mandones y desagradables.  Y no se ofendan, honorables Puigdemont, Junqueras, Tardà, Forcadell y compañía, que no les estoy denostando ni insultando, sólo les ridiculizo un poco. Como persona con criterio me acojo --como hacen ustedes-- al Sagrado Dret a Decidir (Decir lo que Pienso y Me Viene en Gana), porque me parece de juzgado de guardia que en su caso puedan poner a parir a todos los catalanes no independentistas, y denigrar hasta el escarnio a todos los españoles, y que nosotros no podamos pagarles del mismo modo. O bien jugamos todos con la misma baraja o aquí se acabó el carbón y que les aguante su santa madre...
Y sigue:
"Verán, señores... Nosotros nos hemos mordido los labios cada vez que ustedes han calificado a los españoles de ser unos ladrones, acusando a cualquier jubilado por cobrar 400 ó 500 míseros euros de pensión gracias a su generosidad; hemos callado cada vez que han llamado casposos, retrasados, franquistas, tarados, miserables y cosas más gruesas e irreproducibles a cualquiera que no les bailara el agua o les hiciera la ola; hemos tragado bilis cada vez que han acosado y hundido a familias por solicitar, con sentencia favorable, dos o tres horas más de castellano para sus hijos; ustedes han multado y señalado a todo aquel que rotulara su negocio en lengua común y oficial; han denostado símbolos que para muchos son importantes --como el himno, la bandera o la figura del Rey-- con saña y encarnizamiento infinito; han dividido a los catalanes, creando dos bandos, el de los demócratas de ocho apellidos y el de los colonos traidores; se han saltado a placer las leyes, las sentencias y dictámenes de todos los tribunales habidos y por haber; han chantajeado al Estado, con astucia y cinismo, e intentan vender a todas horas una superioridad étnica y moral repugnante, de nación oprimida, expoliada, que ha sido despojada incluso de sus logros históricos por una España malévola.
Y todo eso lo hacen carcajeándose, mientras reciben miles y miles de millones de euros del Estado ¿No les da vergüenza, no se les cae la cara a pedazos? ¿Consiguen conciliar el sueño y dormir en paz, siendo como dicen ser muchos de ustedes católicos practicantes y abanderados del amor junquérico universal?
Escuche, señor Puigdemont, si va usted a Llefià, Badalona, a pegarle el rollo al personal, y le abuchean o le silban, aguántese o lárguese. Que todos estamos de usted y de los suyos hasta el gorro y más allá. No es aceptable que Mercè Rius, directora de Calidad Ambiental de la Generalitat (¿calidad ambiental, qué calidad?) cargue contra los que se pitorrearon de su peluca gritando "viva España" y les tilde de fascistas en las redes, mientras considera demócratas a los pocos que le aplaudieron. Eso es inadmisible. Son ustedes un hatajo de radicales y dan asco ¿Humillar al Rey es democrático, pero silbarle a usted es fascismo? Búsquense un psicólogo argentino. Insulto es, también, aguantar a Anna Gabriel llamando a tomar las calles el día 2 de octubre; escuchar en TVen3 a tertulianas como Àstrid Bierge decir que el referéndum sólo se suspenderá si el Estado empieza a asesinar a catalanes por las calles, o soportar a ese ceporro de Gabriel Rufián llamar canalla al Estado y prometer que dejará de inyectarse langosta y gin-tonic por vía intravenosa y que volverá a Cataluña tras el referéndum. A ver si es verdad, porque no nos merecemos a tanta gentuza. Ojalá algunos logren dejar de ser españoles, porque lo de dejar de ser gilip... será mucho más difícil. Y que conste que no lo digo yo, que se lo reprocha retóricamente Eduardo Reyes, esa luminaria intelectual.
(Julio Murillo  23.06.2017 9 min).


1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con lo que escribe Julio Murillo en este artículo.No obstante creo que no sólo debe aguantarles su santa madre sino que deben de ir a la cárcel si los jueces ayudados por los fiscales logran condenarlos por sedición y rebelión.