sábado, 1 de julio de 2017

Aquellos terribles días de julio.


LA barba por la cintura, el paso inseguro, la mirada vacía, el aire aturdido, los rasgos macilentos. Aquella mañana de julio, hace veinte años, España vio salir a un hombre del infierno. 
                   
Del rescate de Ortega Lara al asesinato de Miguel Ángel Blanco se sucedieron diez días 

terribles, agónicos, estremecidos, siniestros; diez días en que España pasó del júbilo al llanto durante la espeluznante cuenta atrás que detuvo el pulso del país entero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estos asesinos de ETA y los que los han defendido son psicópatas como el carnicero de Mondragón.Hay alguno que no es psicópata y su castigo podría ser que murieran porque no pudieran dormir ni de día,ni de noche.¡Que euskalerria ni que leches! ¡Dios les confunda su euskera hasta hacerles enloquecer!