LA barba por la cintura, el paso inseguro, la mirada vacía, el aire aturdido, los rasgos macilentos. Aquella mañana de julio, hace veinte años, España vio salir a un hombre del infierno.
Del rescate de Ortega Lara al asesinato de Miguel Ángel Blanco se sucedieron diez días
terribles, agónicos, estremecidos, siniestros; diez días en que España pasó del júbilo al llanto durante la espeluznante cuenta atrás que detuvo el pulso del país entero.
1 comentario:
Estos asesinos de ETA y los que los han defendido son psicópatas como el carnicero de Mondragón.Hay alguno que no es psicópata y su castigo podría ser que murieran porque no pudieran dormir ni de día,ni de noche.¡Que euskalerria ni que leches! ¡Dios les confunda su euskera hasta hacerles enloquecer!
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