jueves, 24 de agosto de 2017

Antifranquistas “de principios”: Guillén, Salinas, Bergamín. Tres poetas antifranquistas “de principios”: Guillén, Salinas, Bergamín. Recoge Pío Moa del ensayo Historia y Literatura J. M. Cuenca Toribio, descripciones que no deben ignorar los nada ilustrados podemitas sobre su feroz antifranquismo: Tras las furibundas críticas del franquismo de los tres grandes poetas del 27, dice Bergamín a María Zambrano: " “Madrid me tiene verdaderamente encantado. (…) La realidad supera siempre a los sueños. Y es tanta la afirmación de la vida y la verdad de la realidad española que, para nosotros, supera todo. No acabaré nunca de decirte – no puedo expresarlo enteramente – lo que es para mí esta resurrección madrileña, esta pura alegría. No hago más que darle las gracias a Dios por esta Gracia (…) Creo que en todo ha ganado, aumentado ahora. En todo. Hasta en sus gentes. Es extraño el cambio que percibo en la realidad española, y no, ni mucho menos, para peor.” “Figúrate que ayer 3 de mayo me fui, después de Misa en San Jerónimo, a ver el “desfile” militar. Y lo vi. Y lo que vi en las calles, en el Prado y Recoletos, Alcalá, las plazas de Cibeles y Neptuno, fue la gente, una gente increíblemente noble, limpia, elegante, seria, casi grave: una gente, un pueblo (?) más velazqueño que goyesco (…) El “aquí somos otra gente” es, no sé si por dicha o desdicha, cierto. Esto, todo esto, me parece un mundo de distinta naturaleza. Y gracia. Sorprende la delicadeza, cortesía, ritmo sosegado de las gentes. Y lo bien vestido y calzado (!) que el mundo “gatuno” de Madrid se nos presenta, seriamente festero. O yo no me acuerdo muy bien o antes no era así. Yo recuerdo gentes más vulgares y sucias y chillonas en estas fiestas. Ahora no.… ¡Qué equilibrio y ecuanimidad!”

Tres poetas antifranquistas “de principios”: Guillén, Salinas, Bergamín. Recoge Pío Moa del ensayo Historia y Literatura J. M. Cuenca Toribio, descripciones que no deben ignorar los nada ilustrados podemitas sobre su feroz antifranquismo: Tras las furibundas críticas del franquismo de los tres grandes poetas del 27, dice Bergamín a María Zambrano: "

 “Madrid  me tiene verdaderamente encantado. (…) La realidad supera siempre a los sueños. Y es tanta la afirmación de la vida y la verdad de la realidad española que, para nosotros, supera todo. No acabaré nunca de decirte – no puedo expresarlo enteramente – lo que es para mí esta resurrección madrileña, esta pura alegría. No hago más que darle las gracias a Dios por esta Gracia  (…) Creo que en todo ha ganado, aumentado ahora. En todo. Hasta en sus gentes. Es extraño el cambio que percibo en la realidad española, y no, ni mucho menos, para peor.”  “Figúrate que ayer 3 de mayo me fui, después de Misa en San Jerónimo, a ver el “desfile” militar. Y lo vi. Y lo que vi en las calles, en el Prado y Recoletos, Alcalá, las plazas de Cibeles y Neptuno, fue la gente, una gente increíblemente noble, limpia, elegante, seria, casi grave: una gente, un pueblo (?) más velazqueño que goyesco (…) El “aquí somos otra gente” es, no sé si por dicha o desdicha, cierto. Esto, todo esto, me parece un mundo de distinta naturaleza. Y gracia. Sorprende la delicadeza, cortesía, ritmo sosegado de las gentes. Y lo bien vestido y calzado (!) que el mundo “gatuno” de Madrid se nos presenta, seriamente festero. O yo no me acuerdo muy bien o antes no era así.  Yo recuerdo gentes más vulgares y sucias y chillonas en estas fiestas. Ahora no.… ¡Qué equilibrio y ecuanimidad!”

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