es la peor de los últimos siglos. Peor que el Desastre del 98, con la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas; que la Guerra Civil de 1936, que las tres guerras civiles de carlistas y liberales y hasta que la francesada de 1808. Las revueltas del XVII y la revolución cantonal de la I República se le asemejan algo, pero poco. En todas esas crisis se discutía una forma de organizar España. Lo que no se ponía en duda era su existencia. Ahora, sí. Y creo que la gente lo ve mucho mejor que la casta política, enferma de calculitis electoral. ¿Qué elecciones va a haber en Cataluña, sin Parlamento, Estatuto ni Constitución? Una revolución no se decide por cumplir la Ley sino por la fuerza, y España, mucho más fuerte, va perdiendo por incomparecencia en ese terreno de juego. (JIMÉNEZ LOSANTOS)
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