domingo, 15 de marzo de 2009

La versallesca medusa de Rubalcaba atiende con

cordialidad a los esforzados cuerpos de seguridad del estado confiados en su capacidad de persuasión y en la eficacia de sus variados recursos pedagógicos y didácticos. Si Medusa convertía en piedra a quien la mirara, Rubalcaba lo deja hecho polvo, exhibiendo, encantado, su descaro. Sólo un Perseo capaz de enfrentarlo con su espejo podría reducirlo a ceniza. Mientras tanto, ¡ojo, que viene Rubalcaba!

No hay comentarios: