El mensaje profundo del 11M es recuperar nuestra condición de constituyentes y la defensa del estado de derecho con ocasión de la generosidad de la sangre derramada de compatriotas confiados en la cotidianidad de nuestra voluntad de convivencia. Todos somos ellos. Su inmolación nos autentifica. ¿Cómo no desenmascarar tanto encanallamiento de terroristas, cómplices, sostenedores, beneficiados y mesiánicos legitimadores? ¿Cómo no desenmascarar tanta cobardía?
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