Primero, toda separación o "mito independentista" no tiene nada de progresista. Es regresivo, excluyente, fachoso y engañoso. Cuando alguien habla de independencia, debe aclarar de quién quiere depender o con quién quiere habérselas. Los problemas que subyacen sólo tienen una solución: MÁS Y MEJOR DEMOCRACIA. La democracia hay que garantizarla y trabajarla todos los días.
Segundo, ¿ha seguido usted TV3? La sórdida destilación de autorreferencia excluyente y sedicente ética, clasista, mendaz, sibilina y fatua es sórdida y más peligrosa que la contemplación de un mundo aparentemente simplista, venal y primitivo como el que, según ese arrogante simplismo, representaría Belén Esteban. Al fin y al cabo tiene la audiencia que sólo podría entenderse con otros referentes de mayor calidad. La excelencia cultural, en su caso, hay que trabajarla, debe educarse permanentemente. El desprecio revela un nivel cultural mucho más peligroso, por enquistado y primitivo, por muy pulido que pudiera parecer, que el libre curso de las pasiones y las emociones aunque alguien pudiera entenderlas como muy elementales y de poco nivel cultural. Es lo que hay. EDUCAR Y EDUCARSE NO ES FÁCIL. Es un propósito y un quehacer constante que debemos compartir con paciencia y amor, siempre agradecidos.
Tercero, ¿se ha comprobado que la muestra de población de Cataluña y la del resto de España sea tan diferente a la hora de escoger unos programas u otros? ¿Concretamente el de Belén Esteban?
No detectar la dictadura blanda en programas subvencionados por el gobierno nacionalista catalán es más peligroso que la liberación "primitiva" que pudieran suponer programas tan elementales como los que consagran a Belén Esteban como princesa del pueblo.
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