del Templo de Jerusalén después de la liberación por parte de los Macabeos de las fuerzas de ocupación grecosirias. Son ocho días en los que desde esta misma tarde iremos encendiendo una vela en acción de gracias, mientras nos regalamos dulces y detalles que refuercen nuestra comunidad bajo la protección del Templo purificado. Cristianos y judíos nos sentimos hermanados en esta luminosa celebración.
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