Si el lío político-judicial de las banderas del separatismo terrorista catalán se hubiera producido unos días antes, el Parlamento de Cataluña podría haber recibido a Otegui con la parafernalia simbólica que la ETA exhibió en la rueda de prensa que inauguró el protectorado terrorista que había pedido Carod Rovira y finalmente pactó –siendo presidente de la Generalidad en funciones- con el jefe etarra Josu Ternera. Por ese pacto las provincias catalanas quedaban exentas de los asesinatos que la banda seguiría intentando en las de Aragón, Comunidad Valenciana y Baleares. A cambio, la Esquerra se comprometía a representar políticamente a la ETA en España y el Extranjero. Fue en Enero de 2004, dos meses antes del 11M, la fecha en la que, según reconoce el propio Otegui, "cambió todo".
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