A mediados de los ochenta, Daniel Cohn-Bendit, uno de los líderes de la revuelta de Mayo del 68, publicó un libro de entrevistas con los que ya eran viejos radicales de los sesenta; viejos, precisemos, para los criterios juveniles de entonces, según los cuales llegar a los cuarenta era el fin. Ahí, en la breve introducción de La revolución y nosotros, que la quisimos tanto, el que saltó a la fama como Dani el Rojo apuntaba que la suya había sido la primera generación que, ayudada por el fulgurante desarrollo de los medios de comunicación, vivió, a través de una oleada de imágenes y sonido, la presencia física y cotidiana de la totalidad del mundo...(LIBERTADDIGITAL)
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