Creí que Octavi Fullat envejecería con dignidad. El mentor de algunas generaciones, entre las que se encuentra la mía, en Filosofía de la educación, nos había acercado a los distintos modelos de pensamiento que fundan las diversas corrientes pedagógicas dentro de un ambiente coronado por su propio espíritu cristiano. Pues bien, me comenta mi amigo Enrique, catedrático de Historia de la pedagogía, que ha claudicado a la rebañal impostura del nacionalismo catalán. Del universalismo cristiano y católico se ha entregado al nacionalismo, esa fórmula reaccionaria que reactiva el particularismo, la división, la xenofobia y el odio. Ha asumido la condición de viejo de la tribu cataláunica. Al parecer, el envejecido profesor precisa la antigua sentencia de la sabiduría latina del siguiente modo: Salus populi-catalani- lex suprema esto! El riesgo de los achaques de la vejez, (así es como los otros la llaman, como recuerda Borges) puede conducir a tan grave contradicción y deterioro. Descanse en paz.
1 comentario:
Es una auténtica desgracia que el ser humano de gran cultura haga estos cambios.Convertirse en un fanático irracional por presión del ambiente que le rodea,una persona que ha enseñado a otros como profesor es una pena.¿Cómo se pueden comer el coco a sí mismos para cambiar a peor? Cataluña es España,tenemos que gritarlo bien alto y los encargados de mantener la unidad de España tienen que usar todos los medios legales,incluyendo la fuerza necesaria para que la unidad de España sea por siempre.
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