que, ante el cadáver de Ignacio Uría, reproducen nuevamente el rito plañidero de quienes, al mismo tiempo, han propiciado la dejación, la impunidad, los hechos consumados, el engaño y la marrullería contra la ciudadanía, tan constituyente como indefensa. Su sordo colaboracionismo traducido en el usufructo de los beneficios, más o menos colaterales, políticos, sociales y económicos del atropello de los ciudadanos, asustados ante el desamparo de quienes debían protegerles con el poder de la ley, hace más viles las manifestaciones hipócritas de condolencia y los propósitos de lucha contra el terrorismo. Todas las fuerzas que mantienen esa política buenista, dialogante (que da carta de naturaleza política a los asesinos) y consentidora, deben desaparecer de la conciencia democrática de los ciudadanos. Hay que desenmascarar el encanallamiento de tanta miseria moral. BENGALAS está en ese compromiso y por el JUICIO DE LA CIUDADANÍA CONTRA EL NACIONALISMO como referente inmoral que posibilita el atropello y la destrucción del ciudadano constituyente.
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