jueves, 4 de diciembre de 2008

Quebranto y rabia contenida de las fuerzas políticas

que, ante el cadáver de Ignacio Uría, reproducen nuevamente el rito plañidero de quienes, al mismo tiempo, han propiciado la dejación, la impunidad, los hechos consumados, el engaño y la marrullería contra la ciudadanía, tan constituyente como indefensa. Su sordo colaboracionismo traducido en el usufructo de los beneficios, más o menos colaterales, políticos, sociales y económicos del atropello de los ciudadanos, asustados ante el desamparo de quienes debían protegerles con el poder de la ley, hace más viles las manifestaciones hipócritas de condolencia y los propósitos de lucha contra el terrorismo. Todas las fuerzas que mantienen esa política buenista, dialogante (que da carta de naturaleza política a los asesinos) y consentidora, deben desaparecer de la conciencia democrática de los ciudadanos. Hay que desenmascarar el encanallamiento de tanta miseria moral. BENGALAS está en ese compromiso y por el JUICIO DE LA CIUDADANÍA CONTRA EL NACIONALISMO como referente inmoral que posibilita el atropello y la destrucción del ciudadano constituyente.

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