domingo, 21 de diciembre de 2008

ZP está fascinado con su imagen de mafioso no sólo

por la eficacia de su matonismo moral y su connivencia con el crimen y sus compliciadades sino por lo chuli que queda hacerse rico sin dejar de ser hortera, como hace con sus amiguetes sociatas en los que se cumple el desprecio profético de Marx, son "la envidia generalizada arribada al poder".

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