Ganarse una columna no es fácil. Basta saber tejer las palabras -fenómeno insólito- y que te acompañe, con la insistencia, la fortuna.
Llegar a la columna de San Simeón el Estilita el Joven corre el riesgo de conseguir más devotos y algarabía que soledad y dedicación a la unión con Dios... ¿Olvidó que el Espíritu sopla donde quiere y que no es menor el desierto y el silencio de las ciudades y sus hombres? Rumiar tanta arena, meditar cuanto sucede, acredita para la oración de contemplación del Fiat, que es rendición y entrega amorosa, la sorpresa nuestra de cada día.
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