sábado, 15 de junio de 2013

En Lucena encuentro a Lara Cantizani.

Venía a Lucena por mi fervor judío y a recoger material para una conferencia. Las breves referencias leídas me animaban a acercarme a sus fuentes, su orografía, su aire y su condición de encrucijada. Me ha sorprendido una ciudad tan abierta con un núcleo urbano que fue su corazón en los siglos IX-XI, tan diferente al orillado y oscuro de otros establecimientos judíos en España. Recuperar nuestra historia y nuestra condición judía, cristiana y mora y la huella de la voluntad de supervivencia con sus distintos, trágicos y complejos avatares, claroscuro de nuestra convivencia hasta nuestros días, es una herencia desbordante y un compromiso de fraternidad, ingenio y fortaleza. He tenido la gracia -don más que suerte- de encontrarme con un paradigma vivo de Lucena, al admirado Lara Cantizani, escritor, poeta, profesor, místico y abnegado político como teniente alcalde de la ciudad en un tiempo en el que el servicio público está puesto en entredicho y que él redime con ejemplar esfuerzo. He leído algunos de sus poemas y algunos deliciosos haikus (lo leeré y reeleré todo), en esta noche amable más que la alborada, de entre la prodigiosa  y generosa entrega de libros que he recibido de él. Qué soltura y alegría. Aunque se que tengo que volver a "mirar las cosas desde dentro", una y otra vez, el panorama es estimulante y agradecido.
Mañana, desde la atalaya del Santuario de Nuestra Señora de Araceli, rezaré dando gracias porque Él continúa haciendo maravillas desde tanta historia acumulada hasta la filigrana barroca en San Mateo
 y en la generosidad, gracia y talento de Lara Cantizani.
De corazón, gracias por tanto todo.

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