viernes, 28 de junio de 2013

Una sombra me persigue en el barrio judío

de Segovia. Soy yo mismo iluminado por el último sol. He vuelto a la Casa Mudéjar.
Esta mañana he estado en el Monasterio de San Antonio del Real, conservado intacto gracias a la dedicación de sus monjas y al misterioso respeto de la España iconoclasta y ladrona que se contuvo ante este relicario. Testimonio supremo es su gran retablo, propuesta sublime pedagógica y espiritual.


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