engrudo identitario del neofascismo rampante cantado por Lluis Llach, muñido y muñidor de un ternurismo penoso, reivindicando la épica obstinación de las "víctimas" resistentes de un momia-naZionalismo, ese delirio corrompido y corruptor... Todo lo que no sea luchar por la libertad e igualdad de todos los ciudadanos, al margen de apellidos, sexo, raza, lengua, territorio, clase social, es colaboracionismo "tozudo" por los privilegios y el avasallamiento. Dar a la obstinación naZionalista nobleza ética no es más que cobardía y miseria moral rendidas al matonismo.
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