jueves, 27 de junio de 2013

Hasta que la arquitectura y la excelencia no esté al

servicio del ciudadano y no de las elites o de los amos, los ideales democráticos serán una cosa de museos de la edad de piedra, como los bisontes y los gamos. Ejemplo de hipocresía y miseria moral, adelantado por los paladines de los parias de la tierra, es el palacio de San Telmo de Sevilla donde gusanean por un mundo nuevo, mientras sus barrios están hechos una mierda, sus casas baratas diseñadas para murciélagos, monos titís, ratas y para mear en las esquinas. 
Cháves, Griñán, Guerra... ¿Necesitáis la conciencia que promueve la guillotina?

No hay comentarios: