martes, 10 de diciembre de 2013

Recoger los espacios primordiales parece

que reactualice la memoria y con ella nuestra esperanza...
Salí del Turó y en la calle Tajo desayuné en La Panera.
Subí por Martí Codolar con el perfil del edificio nuevo sobre sus bellos jardines, la biblioteca, las habitaciones que estrenamos nosotros (la mía la 104) la espléndida torre o masía con su cancela,
ahora cerrada... Las vistas desde el Mirador de Collserola, esa ilusión panorámica para mis padres. Allí se han deshecho sus cenizas.
Subí al Tibidabo y las atracciones con las tanto soñamos y nos entretuvieron a los de la Escolanía.
la Atalaya, el Avión y un muy renovado Tiovivo...



El Templo magnífico.
La ciudad a sus pies con el Observatorio Fabra
en el perfil de la montaña, siempre Barcelona, ahora bajo el smog y todo tipo de poluciones.

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