sábado, 28 de diciembre de 2013

Una lengua de fuego que alimenta un eterno

acueducto y se remata en las almenas del Alcázar, vino a descansar y a hacerse Segovia abriendo valles piadosos, el del Clamores
y el del Eresma. Aquel tapa y purifica nuestros pecados y éste le devuelve la gracia paciente.

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