jueves, 12 de diciembre de 2013

ZP confiesa que su auténtica vocación era

ser traductor de lenguaje de signos. Lo ha descubierto después del éxito del intérprete, impostor y enfermo mental en la celebración de la muerte de Obama. Además, oía voces y veía ángeles.
Rajoy (que es Registrador de la propiedad, aquella de la que ZP dice que pertenece al viento) no lo necesita. No es que sea mudo, es algo peor, es que no habla. De todos modos, si fuera sordomudo que es lo que parece contrataría de intérprete a ZP.  Con lo cual es peor el remedio que la enfermedad. Esto es un disparate.

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