une el sur de Tenerife entre Las Américas y Los Cristianos. El artista ilumina el centro y alegra de ensoñaciones el horizonte. Devuelve a la mortal inmanencia y al quehacer cegado de los días la esperanza y el pájaro soñador de su trascendencia. Ese reclamo, desde el néctar a la polinización, es la alegría de Tabito con sus bengalas. Ésta es la número 500. El proyecto mejor de un mosquito -el tábano chiquito- es el desenmascaramiento (¡esto sí que es laicismo puro y duro!). Sólo el ciudadano es señor de su destino ante lo real, que se acata con rigor, fe, esperanza y buena disposición.
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