Supremo. Existen restos de mesiánicos arribistas con la ilusión de salvar al mundo del proletariado y a los descamisados (viviendo opíparamente a costa de ellos y de su aletargamiento cruel e insensato) intentando acabar una y otra vez con Montesquieu. Para ello siempre encontraron sacrílegos cipayos y mamporreros.
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