trampas. El reciente Congreso del Partido de los Socialistas de Cataluña (formado en su origen por un núcleo del pretencioso y arrogante socialismo de la gauche divine y su impostura burguesa, bienestante, alicorta y residual al que se le unieron los clanes del gañaneo servil del socialismo trabajador e inmigrante con los votos, las consignas y el devocionario) se lo pone bien claro. Cataluña es una nación porque es un pueblo con un territorio, una cultura, una lengua y un Estatut. Consumada verborrea anticonstitucional y, a todas luces, falsa e inmoral.
"Los socialistas catalanes te queremos bien -le dicen, frívolamente, al sediento de halagos ZP-, te queremos mucho, pero aún queremos más a Cataluña y a sus ciudadanos, los queremos apasionadamente, nos debemos a ellos, nos debemos a sus ciudadanos, a sus problemas, a sus expectativas, a su justas demandas, a su cultura, a su lengua y a su Estatut, que vamos a defenderlo con todas nuestras fuerzas". ¡Qué alarde reaccionario, apelmazado durante años! Estos reaccionarios acomodados ignoran que en España somos de todas partes porque somos ciudadanos, libres e iguales. Tanto aquí, esperamos, como en la Conchinchina.
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