Les doy teta a todos los chachis y me aman. Sólo necesito la entrega de la mitad más uno de los imbéciles demócratas para sentirme un dios. La ciudadanía es una ilusión de los envidiosos. Si no fuera por domadores, gañanes y kapos como Montilla o la Chacón, nuestra mafia sería imposible. Ahora, yo tengo mi mérito, soy un crisóstomo.
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