domingo, 20 de julio de 2008

Leire Pajín recoge a Rodríguez Ibarra después de que

haya rugido a diestro y siniestro con la mayor razón del mundo, como de costumbre. Y como de costumbre, se lo lleva mansito ante el aparato del partido. La manada recompone todas las convicciones. Si no, hay riesgo de infarto.

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