domingo, 4 de mayo de 2014

En un estado miserabilizado, que no ejerce el poder

que los ciudadanos le han encargado, los cobardes se convierten en matones y los matones arrasan con todo. El nacionalismo de alta y baja intensidad acaba pudriendo el estado de derecho. He ahí el ejemplo de lo que sucede en Cataluña y el País Vasco. La "gente", sometida y humillada, o calla o grita, enmascarada en el capricho de la prepotencia, "disteis lo mejor por Euskalerría" en el aluvión de homenajes en plena calle a los etarras excarcelados y huidos. Estos gobiernos blandos y cobardes deben ser juzgados por alta traición e indefensión a los ciudadanos y a la patria. Ninguno de ellos tendrá mi voto. Además, promoveremos un juicio ético contra la cobardía y la dejación del Estado y la miseria moral de los nacionalismos y de las gentes...
Es una de las historias de las Vascongadas, sin contemplaciones.

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