miércoles, 28 de mayo de 2014

Garibaldi y yo hemos celebrado, en un receso

de una actividad cada vez más excitante y cargada de sentido, nuestro activismo y las renovadas estrategias aprendidas en nuestras correrías, ante dos copas de Rioja, jamón y queso en el Centro Extremeño. Ha sido fantástico. Hemos comprobado que el terror que algunas de las pegatinas producían en algunos lugares, al reiterarlas, han conseguido su reducción. Algunos arañadores se han agotado, otros comprueban, ya sin miedo, la persistencia de aquellas pequeñas pegatinas que proclaman OS QUEREMOS, España entera, no muerden a nadie. El monstruo repulsivo de la bandera española ya no asusta a los criptoespañoles ni reactiva mágicamente los espumarajos de los antiespañoles. Pero, éstos son más vagos y dormilones que nosotros y el activismo les rinde. Con sus jueguecitos y bravuconadas ya no asustan a nadie. Muchas pegatinas ya permanecen impertérritas anunciando su mensaje: OS QUEREMOS, España entera. Qué maravilla. Garibaldi y yo diseñamos nuevas presencias e intervenciones. 
De todos modos, sabemos que no es mágico el mundo y que tiene el vicio de repetirse, entregado a aquel mito de los vagos del "eterno retorno". Por eso, hay que estar alerta y activos mientras aguante el cuerpo.

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