a nadie ves, pero todos te miran). He afrontado mi repugnancia y mis miedos a tener que dar voz a la resistencia sorda y silente de mi entorno y de Barcelona que parece levantarse todos los días como si nada ocurriera y los días nos sonrieran a todos por igual, mientras se ofende a la dignidad del ciudadano con la arrogancia del incumplimiento de las leyes, del desprecio, la amenaza y del matonismo contra quien debe sentirse extranjero y despreciable en la propia tierra y ejerciendo sus derechos. No hemos vuelto moralmente a los godos sino a los peores tiempos de Atila.
He ido dejando huellas con las octavillas SOY ESPAÑOL, CASI NÁ en el metro La Sagrer! Al salir en Urquinaona, en la plaza de Urquinaona, donde he comprado, por cierto, dos interesantes libros de espiritualidad. He puesto en la Plaza de Cataluña, en Puerta del Ángel, en la librería del Corte Inglés donde he comprado el último libro de Tamames para GaribaLdi con quien voy a reunirme inmediatamente. Le invito a comer en La Luna una paella exquisita que preparan jueves y domingos. Las tertulias con Garibaldi son tan excitantes como las que hubiera contado el último vencedor de las Termópilas o el corredor de Maratón de haber sobrevivido no sólo para decirlo sino para contarlo. Reconoce que se ha espesado la atmósfera en Cataluña y, especialmente, en Barcelona y en el barrio. Está contento con sus correrías y experiencias, en el noventa por cierto agradecidas. Habrá buzoneado unas 35.000 volanderas. Él solito. Si hubiera cincuenta Robertos, Barcelona estaría tomada informativamente, a pesar de TV3, de la Generalitat y de Homs al que he de ver por las esquinas pidiendo para comer. Le espera su San Martín. A él y a la Whermatch cataláunica, nacionalista y opresora. Garibaldi me pasa pegatinas. Las he preparado concienzudamente en casa y he estado llenando el barrio hasta las tres de la madrugada dejando pegatinas en los sitios más estratégicos. Esta mañana, muchas permanecían como faros provocadores y orientadores de orgullo y dignidad. Otras habían sido arrancadas con saña. Pero, los opresores son más vagos que los espoleados por su propio coraje. Dejan pegatinas din arrancar porque, al parecer, da mucho trabajo deshacerse de ellas. Las que quedan desgarradas son el testimonio de su rabia y su impotencia. El matonismo se desinfla fácilmente porque lo alimentan cobardes y vagos. Muy vagos. Lo único que producen son inútiles espumarajos que los delatan. Garibaldi ha aguantado la mirada airada de los sicarios del neofascismo separatista hasta que sus propios espumarajos los ahogaban y avergonzaban. Garibaldi es mucho Garibaldi. Me he sentido muy cómodo sembrando la noche de esperanza.
1 comentario:
He visto y oído de lejos el mitín final de IC,IU-alternativa.
Me retrotraen a 50 años atrás , ellos tan involucionados. Aún viven del cadáver de Franco...¡¡Qué miasmas del pasado respiran y quieren contagiarnos!!! Acabarán en ERC como buen rebaño separatista y antiespañol...
Lo mejor es el matrimonio andaluz que he conocido, a él le he provocado la risa varias veces y eso me agrada....
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