lunes, 1 de julio de 2013

El Turó de la Peira, cuando su perfil era solo de pinos

y, en el fondo, el Mediterráneo. Una maravilla de los Nou Barris.
Sanahuja se enriqueció cochiquerando, entre aluminosis, a inmigrantes de todas las partes de España.
Nosotros, andaluces, teníamos como vecinos a una familia republicana del país vasco (él secreto capitán del ejército rojo, apareciendo y desapareciendo intempestivamente. Su mujer, la señora Teresa, tenía un
perro acechador que mordió mi pierna de seis añitos en un saludo);  enfrente, una familia de Zaragoza muy buena y simpática, abajo un matrimonio gallego que llevaba un bar entre dificultades y gritos nocturnos...
En el Colegio Ramiro de Maeztu componíamos una sinfonía de chiquillos de todas las partes de España. Mi maestro Medardo Lisa, el santo, era de Huesca.
Ahora, el Turó tiene aceras anchas y calles de un solo sentido. Lo habitan bolivianos, peruanos, dominicanos, puertorriqueños, marroquíes, turcos, indonesios... y los, ya viejos, inmigrantes de entonces.
Y chinos, muchísimos chinos con sus encantadores chinitos con sus tiendas de todo a UN EULO. Esa delicia pluriforme que tiene que mantener un secreto ojo virado para evitar la sanción por si no ha rotulado bien en catalán. Penós.
La Caixa de Cataluña está detrás de los cubos de la basura. 

No hay comentarios: