Este chico nunca se entera de nada. Sólo tiene olfato para el fantasmeo. Incluso, su aparente valentía -la ignorancia es muy atrevida- contra el terrorismo no era más que la osadía que produce el insensato afán de figurar, con helicópteros, parafernalia y todo, a costa, del riesgo y el sacrificio callado de las fuerzas de seguridad del Estado.
¿No podría entrenarse y dedicarse, si progresa adecuadamente, a hacer macramé? ¿El Consejo del Poder Judicial no ha considerado esta posibilidad para rehabilitar o entretener indefinidamente a alguno de sus impenitentes aconsejables?
- Quiero un cazo institucionalizado con mi toguita.
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