Ya no tengo tiempo ni corazón para otra cosa que no sea continuar aprendiendo a autentificarnos en lo real -Él-, con mayor dedicación y minuciosidad, y dejarnos querer, poniendo amor y pasión donde no los hay, con el compromiso de asumir que, por el momento, amar no es redondo y que todos los monstruos necesitan doma, en la medida de lo posible.
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