lunes, 8 de julio de 2013

Rajoy dice que no es justo que se le critique ya.

Supone que quienes le han votado tienen que esperar al desarrollo de la legislatura para que confirmen que cumple lo que promete. Consideración fuera de lugar para quienes no le hubieran dado su confianza o se la hubieran dado por exclusión.
Le basta abrir la boca para que parezca que este hombre vive cada vez más en la luna. Por de pronto, la política de comunicación de este Gobierno ha sido y continúa siendo un desastre. En ese sentido la democracia participativa no sería para este buen hombre más que un parágrafo chiquito de un escolio que se puede omitir en unas oposiciones.
La prioridad de machacar a los ciudadanos sin reducir previamente el estado de corrupción y despilfarro de instituciones y políticos, ha sido obcecada.
Imperdonable, desde el primer momento, la dejación en el deterioro de la lealtad constitucional, sin posturas y decisiones precisas,  que exigieran el cumplimiento de las leyes e impidieran el camino de disgregación de intereses, afectos y territorios.
Continúa siendo incomprensible que, también desde el primer momento, se haya subido al carro del PSOE en su política antiterrorista, pretendiendo acabar con el problema de la indignación de las Víctimas del Terrorismo y de los constituyentes, con su ignorancia y  ninguneo.
Esperemos que cumpla algunas de sus promesas electorales.
En cualquier caso, debe saber este hombre que muchos, hace tiempo, lo hemos botado.
Por cierto, tan aparatosos aparatos de partido ¿no tenían previstas las leyes que habrían de proponer y su desarrollo pormenorizado? ¿Y sus correspondientes planes alternativos B, C...? ¿Los han debatido y publicado en algún sito?
De verdad, ¿se le ha ocurrido proceder a una auténtica regeneración democrática y participativa?


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