Si seguís aquí, pronto habréis de ver el curso de mis peregrinaciones que se recogen, desde la sorpresa rediviva por el monstruoso o nouménico fenómeno natural y las urdimbres divinas y humanas, demasiado humanas, que se entretejen tan laboriosas como la piedra, el agua, el aire y el fuego divino consiguen, con paciencia trans-temporal, en este lugar no menos espiritual.
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