sábado, 27 de julio de 2013

Parecía que tras el duelo por el accidente

del Alvia en Santiago de Compostela, no iba a haber otra cosa que las actuaciones policiales, judiciales y de investigación técnica con el máximo respeto a todos los procedimientos, pero, parece haberse desatado una impúdica guerra de guerrillas con interés estrictamente político, extremo que manifiesta la poca calidad de nuestra democracia que no desenmascara y expulsa de la vida pública a los protagonistas de tanta avilantez.

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