miércoles, 2 de julio de 2014

Estremecedor artículo de Hermann Tertsch en ABC,

no por conocido, menos oportuno. Sobre todo para periodistas y tertulianos que hablan de todo y no saben de nada (algunos mantenidos sólo por la sofística, el ruido y la caradura): Perogrullada siniestra: «Hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte». Esta frase del comandante Che Guevara ante la Asamblea General de la ONU no revelaba nada nuevo. El régimen había llegado al poder seis años antes. Y no hacía pausa en la continua liquidación sangrienta de todas las personas sospechosas de desafección al régimen. El exterminio de la oposición organizada ya se había consumado para entonces. Todo entre rotundas afirmaciones de su líder, Fidel Castro, de que nadie quería implantar en Cuba una dictadora comunista. Que decir aquello era una feroz insidia. Hasta que no hizo falta la careta y quedó claro que se fusilaría mientras hiciera falta para el exterminio revolucionario de la reacción y el imperialismo. Así se hizo. Más de medio siglo después la dictadura cubana se mantiene, con su casta dirigente –eso sí que es casta– que hace vida de millonarios yanquis, mientras el pueblo cubano subsiste en triste miseria cotidiana. Generaciones no conocen sino pobreza, postración y miedo ante los poderosos. Campesinos, obreros e intelectuales murieron a miles ante el paredón y en las cárceles. Por el bien de la nueva sociedad sin explotadores ni explotados. En España, millones escuchan y creen ahora cada vez más a una serie de personajes, omnipresentes en la televisión, que tienen sus referentes en el Che, en Fidel y en Chávez. Dicen que tienen una propuesta radicalmente nueva y moderna para un sistema justo e igualitario que sustituirá a esta «democracia corrupta». Lo cierto es que son agentes del sistema más viejo de todos los fracasados en el siglo XX. El nazismo es responsable del Holocausto, un crimen único en su sofisticación y perversión que costó la vida a seis millones de judíos y casi el mismo número de otras minorías. Pero el comunismo, con más de cien millones de muertos en su cuenta criminal, es el mayor y más activo asesino habido en la humanidad. Y ahora vuelve, metamorfoseado en protesta social y juvenil...

No hay comentarios: