Yo daba clase en San Vicens dels Horts a chicos de primaria, con magisterio en la boca, como Silvino Berruete que daba a primero de Bachillerato. El director del Colegio y de la comunidad salesiana era un palentino con una chepa evidente, llevada con resignación, el jefe de estudios don Prudencio Maquiera y un anciano, don Sebastián Monclús que era un viejo capellán, algo sordo y esquivo, que en un cierto momento iba marmullando: "Ché, pa qué", desde que se vio o se dijo que los americanos habían llegado a la luna en el Apolo XI. Aquel marmullar que iba acompañado con chasquidos de labios y dientes nos sorprendía a todos. El director, preguntado por el sentido de aquel comportamiento que parecía aludirle hirientemente (Chepa, qué) , nos reveló que porque en la comida comentó que el hombre había llegado a la luna y que lo había visto por televisión, él le contestó que no dijera mentiras, que aquello no podía ser. Y, peor, que le había negado la absolución cuando fue al sacramento de la confesión, como de costumbre. Parece que hizo lo mismo con todos los que se fueron a confesar con él, de los que sospechaba que le iban a ocultar sus mentiras. En fin, cuánto nos queda para la conquista de la propia conciencia... Pero, tenemos el microondas.
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