sábado, 5 de julio de 2014

"La condena al ostracismo social parece ser

el modus operandi habitual en el caso de aquellos que optan por intentar ejercer lo que en cualquier país democrático es un derecho reconocido: la educación en lengua materna", ha dicho Sonia Sierra, doctora en Filología española, profesora de Lengua y Literatura españolas en Barcelona y miembro del colectivo Puerta de Brandemburgo, en un artículo publicado este miércoles en Economía Digital. Añade que "[...] Aunque sin duda es legítimo que alguien defienda la inmersión, lo que no parece de recibo es el acoso al que se somete a los padres que deciden optar por otro modelo. Una de las cinco familias de las recientes sentencias decidió comunicar a otros padres su decisión antes de que estallara mediáticamente el caso. Hablaron con doce de las veinticinco familias de la clase de su hijo y en todos casos, la respuesta fue unánime: su total apoyo y felicitaciones por haber dado el paso porque, según decían, no puede ser que toda la educación sea en catalán y algo hay que hacer. Cuando el caso salió a la luz y de manera mezquina fueron vapuleados en la prensa catalana subvencionada, en la que se llegó a dar los nombres de los menores y datos de los padres, vieron como la gente cambiaba de acera para no saludarlos. El AMPA del colegio se personó como causa contra ellos y recogieron firmas de adhesión al actual sistema. De las 12 familias que les habían mostrado su conformidad, diez firmaron. ¿Qué pasó por el camino para que se produjera esta transformación?".
Ustedes lo saben, matonismo y gaseamiento incívico e inmoral de los individuos y sus derechos, llevado a cabo por sectarios, con desviación psicopática y cobardes mamporreros y sicarios de una auténtica raza de "nazis".

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