¿Y cómo se lo explicamos a todas las familias de policías asesinados, guardias civiles, políticos...?
Eso habría que preguntárselo a ellos. Fueron muertes tan injustas que no sé contestar. Pero usted me ha preguntado por mi niñez en Euskadi y sí, claro que sabía que existía la ETA. En realidad, lo sabía desde que mataron a uno de los músicos que tocaba la charanga en unos Carnavales de Tolosa… Yo era un niño y me impactó ver la muerte tan cerca. Pero luego estaba el día a día, que anulaba esos miedos de los que hablaban los periódicos… Bajabas a las calles y las veías felices. Mi padre tenía una tienda de muebles de cocina y allí nunca pasaba nada".
Todo un testimonio de la vulgaridad del genocidio, la inconsciencia y el sordo colaboracionismo con lo peor que haya podido protagonizar el ser humano en su convivencia.
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