miércoles, 14 de enero de 2015

Hay fotografías que a quien retratan mejor es a su

fotógrafo. La Vanguardia hizo  una exhibición de torpeza, mezquindad y sectarismo que retrata el esperpento de un periodismo rendido y untado, con ocasión de dar cuenta de que la nueva Fiscal General del Estado había firmado la imputación de Mas. Y no es sólo que la otrora Vanguardia Española tenga querencias de poder subvencionado sino que el lacayismo continúa infectando  a periodistas y hasta los mejores objetivos.

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