viernes, 30 de enero de 2015

Pablo Iglesias, devoto indesmayable de las

ter­tu­lias, hu­ye cual ga­to es­cal­da­do de de­ba­tir con po­lí­ti­cos que no res­pon­dan a su pre­jui­cio ideo­ló­gi­co. El lí­der de Po­de­mos so­lo ad­mi­te fa­jar­se con di­ri­gen­tes a los que pue­da re­pro­char­les su con­di­ción de cas­ta o su aro­ma a naf­ta­li­na. Cuan­do las te­les le han ofre­ci­do me­dir­se con Al­bert Ri­ve­ra, su res­pues­ta ha si­do do­ble: no y no. Adón­de va­mos a lle­gar: te­ner que ha­blar de su pro­gra­ma y no de la cas­ta. Aca­bá­ra­mos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Rivera no tiene ni para empezar con el "revolucionario de coleta"

Garibaldi