Araceli Rosillo, primera mujer a cargo de un archivo franciscano, devuelve la voz a las mujeres empoderadas del medievo. A primera vista los conventos parecen el último lugar donde buscar referentes de mujeres libres y empoderadas, pero resulta que son una mina. La historiadora Araceli Rosillo Luque (La Llagosta, 1976) atiende al público en el Archivo-Biblioteca de los Franciscanos de Catalunya, donde está a cargo del fondo antiguo. Alojado en el convento de Sant Antoni de Pàdua de Barcelona, este archivo reúne 150.000 volúmenes y documentos de los conventos franciscanos de Catalunya, desde un pergamino del siglo X firmado por el conde Borrell hasta un fondo de sermones de los siglos XVI al XVIII, pasando por tres incunables de Petrarca -uno de ellos con marcas de roedores- y un ejemplar de 'Justine', del marqués de Sade, prueba de la manga ancha de los frailes con la cultura.
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