Según las cábalas de Mas, Puigdemont, Nostradamus y Anna Gabriel, este lunes vencía el plazo de dieciocho meses para la proclamación de la república catalana. Los trabajos, como en las grandes obras de infraestructuras, van con retraso, de modo que el frente separatista se ha conformado con una performance de la Kristallnacht, pero a plena luz del día, en la sede del PP en Barcelona. Con las penúltimas modificaciones de la hoja de ruta, en el calendario de la CUP el 27 de marzo ha mutado de día después a primer día de la cuenta atrás de la fase unilateral preconstituyente. Y había que celebrarlo, qué coño. Según se mire, medio centenar de cachorros de la CUP al asalto de la sede de un partido es una chorrada en comparación con la proclamación de una república y la disolución de España. Sin duda.(Pablo Planas: LIBERTAD DIGITAL)
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