noticia en publico.es, traída por Anna Flotats en Femenino plural, con ocasión del reconocimiento de que los hombres también sean feministas... Nuestros silencios cobardes y nuestras hipocresías. El silencio puede ser también cómplice con el atropello, el desprecio, la ignorancia, la instrumentación, el abuso... de nuestros semejantes en sus particulares situaciones. Lejos de actitudes inquisitoriales y escraches, son de agradecer y oportunos para participar, en su caso, estos estímulos para nuestras únicas y plurales conciencias. Todo lo que sucede nos afecta de algún modo. ¿Por qué tanto silencio cómplice ante el nacionalismo, de forma que lo normal sea no su denuncia sino el desprecio a quien se resiste al atropello institucionalizado porque se vive mejor no metiéndose en problemas o, sencillamente, porque es más cómodo pensar que no existen?
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